Cazadores de Sombras: Ciudad de los Muertos (por Dédalo y Mili_Shadowhunter (ella a partir del capítulo 8 de Dédalo))

Capítulo 3

De camino al Coliseo –según los licántropos, los vampiros estaban allí-, Herman se puso a juguetear con un cuchillo serafín –Jaliel- girándolo entre sus dedos a altas velocidades.
Su cuerpo estaba rociado de Marcas negras, igual que el de su hermana Amelia, sentada a su lado en el carruaje. Adalia y James, sus padres, iban sentados dentro, charlando discretamente.
El licántropo Excentrius y su hermana Katherine, Cazadora de Sombras, iban dentro también, pegados a la salida del carruaje, aguardando expectantes por salir a pelear.
Katherine es una Cazadora hecha y derecha, y la mejor amiga de Herman y Amelia. Miraba de edificio en edificio mientras llegaban a Roma.
La ciudad era inmensa, sí, como siempre, pero no más grande que la ciudad del Vaticano.
-¿Falta mucho?-se quejó Excentrius.
Herman suspiró.
-Calla, lobo, dame unos veinte minutos.-
Excentrius gruñó.
-Dame las riendas, a tu velocidad no llegaremos nunca.-Amelia le arrebató las riendas a Herman.
Pegó un latigazo y los caballos aceleraron considerablemente.

* * *

Muchas veces habían pasado por el coliseo siendo de día… pero no era lo mismo detenerse a verlo en la noche.
Los vampiros saltaban de grada en grada para ejercitar sus piernas, aunque no les hacía falta en absoluto.
Otros se batían en duelo con cuatro jueces en el centro de la arena.
Otra cantidad igual trepaba por la pared exterior y se desplazaba tanto vertical como lateralmente.
También había algo incluso más impresionante.
Algunos vampiros habían conseguido incorporar, por medio de algún brujo, es decir, mediante magia, un ala delta a su capa, por lo que la usaban para planear desde la parte más alta del coliseo hasta el suelo.
-Vaya.-susurró Herman.- ¿Ustedes alguna vez los han visto haciendo esas cosas?-miró a Excentrius mientras hablaba.
-¿Nosotros?-inquirió, iracundo. Luego suspiró.- Te refieres a los hombres lobo. Sí, ya sabía que estos bichos asquerosos planeaban. Los vi hacerlo hace seis noches.-añadió luego.
Adalia y James bajaron y se quedaron mirando un momento. Las Maras de James relucían.
-Adalia, querida…-empezó; se volteó hacia su esposa.- Será mejor que vuelvas al Vaticano.-le dijo.- Así los vampiros no podrán hacerte nada.-
-Oh, vamos, James…-se quejó.- Me tomará horas volver, y si ustedes no lograran…-pero James la cortó.
-¿Ves esa luz?-señaló al acueducto a unos kilómetros de donde estaban.- Ragnor espera allí, y si tenemos que huir abrirá un portal, sólo deberíamos lanzar la bengala mágica que nos ha dado o hacerle señas con luz mágica.-se sacó una piedra del bolsillo.
Adalia le puso las manos en la cara y lo besó.
-Cuídate.-le pidió.- No soportaría…-
-Volveré.-prometió él. Se volvió hacia Herman y Amelia.- ¿Trajeron todo lo que les pedí?-
Herman asintió y levantó una bolsa. Amy hizo lo mismo.
-Agua bendita, estacas, cuchillos serafín y toda esa lista de tres metros y medio que me diste hace, técnicamente, unas cuantas horas.-afirmó Herman.
James sonrió y le revolvió el pelo a su hijo. Aquello era raro de parte de un padre, pero… ¿qué no era raro para los Cazadores de sombras?
-Bueno, me vas a despeinar.-se quejó Amy cuando James fue a hacerlo le mismo a ella.
Él rió.
-Vamos.-dijo.- Hemos de hablar con el líder del clan.-
Mientras avanzaban, el carruaje arrancó y todos supieron que Adalia se había ido ya. Podían sentir la frialdad en el ambiente la frialdad que manaban aquellos seres del submundo.
-Qué frío.-dijo Katherine.
Excentrius le puso una mano en el hombro y habló sin mirarla.
-Ellos no saben cuándo hace frío o calor, ni siquiera deben saber que desprenden un halo helado.-
-Ya sé eso.-le contestó ella.- No me gustaría ser un vampiro.-
-¿Y un licántropo?-preguntó su hermano.
Esa era la pregunta cuya respuesta Excentrius esperaba siempre. Para fastidiarlo, respondió Herman.
-¿Qué se siente?-preguntó.
A Excentrius, si contestó, Herman no lo oyó.
Repentinamente, todo estaba sumido en el silencio.
Y de pronto, oyeron pasos. Pasos que no les correspondían ni a ellos ni a los vampiros. Sólo podía ser una cosa.
Excentrius olisqueó el aire.
-Repudiados.-afirmó.
Y así era. Al menos cuatro docenas eran visibles en la oscuridad.
-¡Corran!-indicó James en un susurro.
-¿A dónde?-inquirió Katherine.
-A la guarida de los vampiros.-dijo James todavía en susurros.- ¿A dónde sino? Síganme. Sé cómo entrar a la parte inferior del Coliseo.-
-¿A la parte inferior?-Amy parecía confusa.
Herman lanzó un suspiro.
-¿Crees que necesito matar cadáveres de gladiadores?-se mofó.
Su padre comenzó a andar, lento primero, mientras respondía, y corriendo velozmente luego.
-No. Ahí es donde están los vampiros.-

esta genial hermano parabataiesco

Esta que wowXD!!

gracias

esta muy bien sigue escribiendo

en un rato cap 4

geniial charlio!
ya paso un rato .__.

en otro rato >.<

Ya paso otro rato , cuanto es un rato para ti ,exactamente?

unas cuantas horas >.<

En una media hora ya lo cuelgo mica, puede que unos minutitos antes

Capítulo 4

Pero no llegaron al Coliseo.
-¡Corran!-
La voz le llegó amortiguada a Herman. No había llegado a hacer dos pasos cuando un repudiado ya le había pegado un manotazo y lo había hecho volar.
Oyó a Amelia gritar algo y a Excentrius cambiando, convirtiéndose en un lobo, lo cual, probablemente, les daría mala reputación frente a los vampiros.
Katherine pasó veloz como un rayo delante de él y saltó sobre el repudiado que lo había empujado.
Se puso en pie tambaleante y miró a su alrededor.
James, su padre, estaba combatiendo con ferocidad contra tres repudiados a la vez. No duraría mucho así.
Katherine enterraba su cuchillo serafín en la frente del repudiado sobre el que había saltado.
“Amelia”, pensó Herman.
Escudriñó en la oscuridad y la divisó ayudando a su padre.
-¡Excentrius!-gritó Katherine.
El hombre lobo se giró en redondo.
Katherine estaba siendo acorralado por cuatro repudiados. Lo que Excentrius hizo a continuación fue una demostración de que ni siquiera el jefe de La Clave podría matarlo.
Corrió en medio de un rugido hacia uno de los repudiados –el que estaba más cerca de Katherine- en su forma de lobo. Saltó en el aire, dio una voltereta, se destransformó a medias y enterró sus brazos en el pecho del repudiado. Le arrancó ambos pulmones y se los lanzó a otros dos oponentes. Mientras el repudiado sin pulmones caía tambaleante de espaldas, se agazapó y saltó con fiereza sobre otro repudiado, hundiéndole los dedos en los ojos. Soltó un aullido tétrico y se sacó algo del cinturón. Un kindjae. Dio un salto de espaldas, cayó junto a Katherine y se lo lanzó a otro de los repudiados con perfecta certeza. El arma se le enterró en la frente a su enemigo, que cayó muerto hacia un lado. Se giró hacia el último repudiado, sediento de sangre, y, sin siquiera jadear, se lanzó contra él. Rodó entre sus piernas, se transformó en lobo, saltó, se destransformó a medias otra vez y se aferró a la espalda de su oponente con sus garras. Trepó hasta su cabeza, en medio de un frenesí sangriento, y lo agarró por los pelos. Comenzó a pegarle muy fuerte, tanto Herman supuso que le acabaría arrancando la cabeza, pero por supuesto estaba equivocado.
-¡A un lado!-gritó Excentrius con una sonrisa maniática en la cara.
Y el repudiado comenzó a dar manotazos al aire. Ahora tan sólo había que llevarlo hacia los demás y el resto era pan cómido.
Pero Herman se giró en redondo y vio lo que había esperado no ver nunca. Su padre y su hermana habían acabado con unos cuantos repudiados, pero los demás ya se les lanzaban encima.
-¡Katherine!-gritó.
Y ella también lo vio.
Los dos salieron corriendo a toda velocidad hacia los otros dos Cazadores de Sombras… y fue la primera vez en la noche que hicieron uso de sus Marcas.
-¡Amelia!-gritó.- ¡Padre!-
Y los dos esquivaron a cinco repudiados.
-¡Hermy, tú el de la derecha!-le indicó Katherine.
Sin dar ninguna de que la había escuchado, Herman se lanzó sobre el repudiado más cercano del lado derecho.
Como lo tomó por sorpresa, le bastó lanzar su cuchillo serafín.
-¡Mebahel!-gritó, antes de lanzar el cuchillo.
Rodó por el suelo cuando otro repudiado intentó atraparlo con una mano.
-Hora de probar estas cosas.-susurró.
Sacó un chakram de su cinturón y le dio unas vueltas. Era liviano y fino, extremadamente afilado. Finalmente apuntó y lanzó, deteniéndose apenas un instante para ver cómo el disco afilado desgarraba el aire con un sonido silbante y le arrancaba de cuajo la cabeza al repudiado.
-¡Diana!-gritó Herman.
-¡Cállate, imbécil, y ayúdame!-
Katherine le pegó una bofetada.
Eso lo hizo volver en sí. Miró alrededor y vio que su padre ya había matado a al menos diez repudiados, y que su hermana se manejaba con un cuchillo serafín y algún chakram de vez en cuando.
Y entonces todo se fue al garete. Le llegó una voz que era a medias un gruñido.
-¡A un lado!-gritaba.
Y un segundo después un repudiado , al cual Excentrius le martilleaba el cuello a golpes, pasó dando manotazos.
-¡Yuuujuuu!-aulló Excentrius con excitación.- ¡Esto es lo mejor desde que monté a un behemont!-
-¿Montaste a un behemont?-preguntó Katherine a gritos, incrédula.
Excentrius ladró.
-Algo así.-gritó.
Y su gobernado repudiado arrolló a golpes a los que momentáneamente molestaban. Pero ya había muchos más acercándose, y Excentrius no podría mantener bajo control a su bestia durante mucho tiempo más.
-¡Se acabó tu turno, deforme!-aulló, y enterró su mano en el cuello del repudiado. Sus garras aparecieron al otro lado, y le costó un movimiento, veloz y fluido, rebanarle el cuello entero.
Saltó antes de llegar al suelo y aterrizó sobre sobre sus piernas, las rodillas levemente flexionadas y la espalda curvada, como un auténtico maestro del arte de la batalla –lo que quizás era-.
Ahora el camino hasta el Coliseo estaba despejado. Sólo tendrían una oportunidad. Si se quedaban allí plantados durante menos incluso de diez segundos, no tendrían escapatoria.
Amelia pasó corriendo al lado de Herman y le agarró la mano.
-¡Corre, idiota masoquista!-
Katherine fue alzada en brazos por Excentrius, y James iba corriendo por delante de todos ellos.
Herman no pudo ver qué le pasaba a Katherine, ni tampoco quería saberlo. Seguramente algún repudiado le había dado, pero ahora tenían otros problemas.
Los vampiros esperaban.

Esta para morirse Charles , me encanta!!

En especial el hermano de Katherine, Excentrius, es un auténtico trastornado xD

Quien es Exentricus en la vida real? O solo pusiste el nombre?

No es nadie en particular. Me inspiré en un personaje sádico y violento de una película para crearlo, puedes ver que le encanta matar.

ya note que mi hermano esta como una cabra. Y no lo has visto los días que hay tortitas, no sabes lo divertido que es verle robar las tortitas a su hijo al final acaban peleándose hasta que el peque acaba llorando, y le tengo que dar un golpetazo con una cuchara grande para la sopa a Excentrius hasta que al final, acaba dándose un baño con su hijo, es muy bipolar...

Jajjjaj

xD no es que esté loco, es que le gusta matar jaja

Yo seria igual si no fuera insufriblemente compasiva con los demas

xD

Capítulo 5

Reinaba el silencio. Los repudiados caminaban por el perímetro de la zona de batalla, llevándose a sus muertos a quién sabe dónde.
-Anden despacio.-susurró James.
“Eso era fácil”, pensó Herman, “Más fácil que no mirar abajo, al menos”.
Estaban a unos cuantos metros de altura. Saltar haría que se mataran, incluso que Excentrius se matara.
-No podemos bajar mientras los repudiados estén allí.-informó James.- Iré a hacer unas Marcas.-
Sacó su estela y salió caminando. Se agachó a unos pocos metros y empezó a dibujar en el suelo con la herramienta.
>>Maldita sea. Si tan sólo fuera tan ágil y fuerte como Excentrius, mataría a todos esos repudiados estúpidos.<<
-Hermy.-
Herman se giró.
-¿Qué hay, Amy?-
Amelia señaló a un conjunto de sombras.
-Hay algo moviéndose ahí.-
Herman siguió con la mirada hacia allá y se detuvo en el punto al que apuntaba Amelia.
En efecto, algo se estaba revolviendo allí.
Instintivamente, Herman se colocó delante de Amelia, pero ella lo apartó de un empujón.
-¡Aparta!-le dijo.- ¡No necesito que me cubras!-
James se giró en redondo y fue hasta ellos.
-¿Qué pasa?-
Y entonces aquella se movió más bruscamente.
-¡Mikael!-
Herman retiró un cuchillo serafín de su cinturón, Amelia comenzó a girar un chakran, Excentrius se giró y mostró colmillos y garras…
Pero lo que se movía era en realidad una persona. Avanzó a rastras y se dejó ver. Tenía la piel pálida, los labios manchados de sangre y los ojos de un color oscuro. Su pelo estaba revuelto.
-¡Vampiro!-aulló Excentrius y se aproximó a él.
Antes de que lo matara, James lo detuvo. Estaba empuñando una estaca de madera que podría atravesar a un elefante.
-Es un submundo.-dijo.- Igual que tú. Estamos infringiendo la Ley estando aquí, y estaría en todo su derecho de matarnos.-
Excentrius hizo un ademán desdeñoso.
-Me importa un cuerno.-
-O-O-Oigan, paren, ¿sí?-Katherine se había levantado de alguna forma. Estaba tan pálida como el vampiro.- Creo…-se tambaleó y Excentrius la atrapó.- Creo que James tiene razón, no tenemos por qué matarlo.-
Excentrius abrió mucho los ojos por la sorpresa, James se acercó al vampiro y le puso una cuerda alrededor de las muñecas. El vampiro se revolvió mientras James lo ataba, pero al final tuvo que darse por vencido.
Herman y Amelia seguían observando al vampiro, preparados para eliminarlo de un saque, cuando al escuchar aquello se quedaron pasmados.
-¿Qué has dicho, Katherine?-
Pero no llegó a responder ella. Sus ojos se cerraron y todo su peso cayó sobre Excentrius.
-¡Katherine!-aulló.-¡Katherine!-
La apoyó en el suelo y apoyó su oreja en el pecho de ella, conteniendo la respiración, sumiendo a todos en silencio.
-Vive.-dijo, lanzando un suspiro aliviado.
Todos suspiraron, de alivio, también.
Entonces el vampiro, que había estado sumido en un silencio sepulcral, hizo uso de sus cuerdas vocales por primera vez en ese rato.
-¿Qué hace un Hijo de la Luna en territorio de Vampiros?-inquirió, dándole cierto de importancia extrema a la palabra “vampiros”.
-Pfff.-se mofó Excentrius.- Me importa una mierda lo que diga un vampiro.-le respondió.
-Así pues, a mí me importa una mierda también lo que tengas que decir en tu defensa, lobo.-replicó.
-A ver, ¿y si mejor tratamos de no pelear?-intervino Amelia.
James suspiró.
-Los Hijos de la Noche odian a los Hijos de la Luna. Los demonios que crearon la enfermedad que rige a ambos, se odiaban en sus mundos, y aquí está la consecuencia de que se odien los hombres lobo y los vampiros.-miró a Excentrius y luego se centró en el vampiro.- ¿Correcto?-inquirió.
El vampiro asintió.
-Pero los demonios me dan igual.-dijo, y Herman creyó ver un leve tic en su ojo.- Más me importa matar a los Hijos de la Luna.-
Excetrius ladró.
-¡Cállate!-le ordenó.- ¡O te mandaré despellejar!-
-Claro, como si estos nefilim fueran a permitírtelo…-replicó el vampiro.
-Calla, vampiro.-le recomendó James.
Y el vampiro lo hizo. Se recostó contra la pared y se quedó callado.
-Ammm… Tenemos otros problemas más importantes.-dijo Herman, fijándose en que los repudiados de afuera comenzaban a acercarse.- Ellos.-los señaló; ya se estaban acercando demasiado.
-Bueno, veamos, o los repudiados o lo vampiros.-dijo Amelia encogiéndose de hombros.- Yo prefiero a los repudiados.-todos la miraron.- Quiero decir, prefiero morir a ser convertida en vampiro, en última instancia.-
-¡Bah!-ladró Excentrius.- No hay alternativo, ¿cierto? Hemos de bajar.-
El vampiro pareció contento.
-Yo los guiaré.-
Todos lo miraron patidifusos.
-¿Un vampiro que traiciona a sus compañeros?
-Oh, no los traiciono en absoluto. Es más, -dijo, y sus ojos brillaron- los llevaré con nuestra líder. Los polluelos estarán hambrientos.-

Esta mortal,me gusta que pongas un poco de la historia de la reacion de los vampiros y los licantropos. Ya casi salgo ioo!!

en el próximo o el siguiente saldrás

próximo y siguiente no es lo mismo?

bue igualmentee Molaaaa! Me encanto

Por lo que io entendi era que salia en el Capituo 6 o el Capitlo 7 , el proximo (6) o el que sigue(7).Arme semejande mengunje que ni yo me entiendo